Este puerto no siempre ha sido una balsa de aceite
Saint-Nazaire es la llave de entrada al estuario del Loira. Inició su aventura marítima convirtiéndose en la antesala portuaria de Nantes a mediados del siglo XIX. Primero se construyó el primer astillero naval y luego la ciudad era el último puerto hacia las Antillas y México. La ciudad es bonita, los barcos grandiosos y los muelles sorprendentes. Pero la historia da muchas vueltas y entre 1942 y 1943 fue bombardeada a fondo por los aliados pues allí se encontraba una base submarina alemana. La ciudad fue arrasada y luego reconstruida antes de continuar con su epopeya industrial.
El 4º puerto de Francia
Saint-Nazaire es una parte del puerto autónomo Atlántico que alberga 3.000 barcos al año. Actividad de los estibadores anima los muelles. A la entrada de los pantalanes se halla la base submarina ahora reconvertida. Desde el techo de la fortaleza, la vista se despliega sobre todo el puerto. Es una terraza ideal durante la puesta de sol. En la planta inferior, en la esclusa fortificada, se encuentra el submarino Espadon que te sumergirá en el mundo de los abismos. Y si te gustan la aventura de surcar el Atlántico, embarca en el Escal’Atlantic: visita los camarotes, la sala de máquinas, la sala de mandos, el timón… Una sorpresa pone punto final la travesía.
La cuna de los gigantes del mar
Los Astilleros del Atlántico han construido centenares de navíos y trasatlánticos legendarios. La visita es apasionante y permite conocer la desmesura del lugar. Acompañados de un guía y en autocar, se siguen 110 horas de trabajo para construir un barco: desde el corte de las placas a las actividades de acabados en el muelle de montaje.
Bajo el acero, la playa…
¿La visita del patrimonio industrial te ha abierto el apetito de aire libre? Saint-Nazaire tiene 20 playas, muchas junto al famoso sendero de los aduaneros. Una de ellas, la playa de Saint-Marc, es muy cinéfila pues allí se rodó la película Las vacaciones de M. Hulot.