Si estás buscando una bonita localidad costera para unos días, Saint-Cast-Le Guildo es ideal. El paisaje esta compuesto de cabos, islas y kilómetros de playas. Tómate unas horas para pasear por la costa y por las ruinas del castillo antes de visitar la península de Saint-Jacut-de-la-Mer.
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Descubrir Saint-Cast y Saint-Jacut
A finales del siglo XIX Saint-Cast-Le Guildo empezó a vivir el auge turístico gracias al pintor Marinier que se enamoró de este lugar y compró la punta para, junto con su yerno, construir hoteles y villas. En la actualidad se ha convertido en un destino turístico familiar muy apreciado por sus siete playas y sus bonitos paseos junto al mar. Saint-Cast es una parada imprescindible de la visita a la punta de Esmeralda. Tras un visita por las impresionantes ruinas del castillo feudal del Guildo puedes disfrutar de la costa.
Respirar aire yodado
El sendero turístico que nace en el hotel Ar Vro conduce hasta la punta de la Garde, un barrio con villas señoriales desde donde las vistas del archipiélago de Ebihens y la península de Saint-Jacut son impresionantes. A continuación puedes subir hacia la punta de Saint-Cast y el puerto. Algunos barcos siguen pescando vieiras y centollas.
¿Lo sabías?
El paraíso de los mariscadores a pie
Si eres aficionado al marisqueo estás de suerte ya que con marea baja podrás pasear por la isla (privada) de Ebihens, un lugar conocido por su torre fortificada del siglo XVII y sus moluscos. Disfrutarás recogiendo almejas, berberechos, navajas…
Un burgo perfectamente alineado
La península de Saint-Jacut-de-la-mer originariamente fue una isla. Sus habitantes siempre han vivido de la pesca, principalmente de la raya y de la caballa. Actualmente esta localidad turística seduce con sus once playas resultando muy agradable pasear por sus singulares callejuelas en las que todas las casas se disponen en alineamientos pensados para evitar al máximo el viento.