En los límites de Brocéliande, dos vastas extensiones de agua brillan en el corazón de las rocas, las landas y los bosques. Cerca de Iffendic, la Cámara de los lobos y el lago de Trémelin representan una síntesis de la naturaleza bretona; son lugares con encanto propicios para soñar y pasear.
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Descubrir El Lago de Trémelin y la Cámara de los lobos
Los caprichos de la geología y de la erosión han esculpido una roca en forma de milhojas para formar el valle escarpado de la Cámara de los lobos. Los pliegues y repliegues del esquisto enmarcan un fresco riachuelo que acaba en un estanque. Los acantilados, que se elevan en algunos tramos hasta 35 metros, han hecho que el lugar reciba la ambiciosa denominación de “Gran cañón”. La vista se sumerge con gusto para dejarse encandilar.
Una bonita escapada, entre leyenda y realidad
El GR 37 Vuelta a Brocéliande se abre paso en ese paisaje mágico. Disfrutarás tanto con la vista como con el caminar descubriendo el color púrpura de los afloramientos rocosos que se une al dorado de las retamas, al violeta de los brezos o a los colores vivos del liquen. Entre la niebla o las sombras del crepúsculo cargadas del perfume de las aliagas, las crestas parecen dibujar la boca de un lobo que apunta al cielo. Pero no se corre ningún peligro: la leyenda cuenta que el animal solo se despierta para echar a los eventuales invasores extranjeros fuera de las tierras celtas.
Sensaciones naturales
2 km en el interior de las landas boscosas, el lago de Trémelin se extiende sobre 220 ha. Este entorno protegido cuenta con dos zonas naturales conservadas por su interés ecológico, su flora y su fauna. Es ideal para sorprender a las aves en libertad y admirar una gran variedad de plantas. Los circuitos de senderismo o de bicicleta de montaña te acercarán a estos tesoros naturales. Alrededor del lago, un sendero de interpretación se ha dedicado a los árboles y a las aves.
¿Lo sabías?
Concilia lo práctico con lo neolítico
En la Cámara de los Lobos se han encontrado puntas de flecha de piedra que datan de la época neolítica. Se cree que los cazadores usaron ese valle encajonado para acechar y luego disparar sobre los animales que quedaban atrapados en el estrecho paso.
¡Un lago en el que se reflejan tus deseos!
En el lago y sus 5 km de orillas acondicionadas, el ambiente se vuelve claramente más familiar, más favorable a la convivencia. Allí el tiempo transcurre tranquila o activamente. Los aficionados a relajarse al sol se tumban en la playa después de un baño (con vigilantes en julio y agosto). Desde la orilla, en kayak o en float-tube, los pescadores vigilan el corcho de sus cañas y los fondos repletos de peces resultan sorprendentes. En grupo o en solitario, los marineros de agua dulce (¡nunca mejor dicho!) se embarcan en sus hidropedales, canoas, veleros o barcas eléctricas. Los más aventureros eligen el circuito multiaventura para trepar a los árboles y su gigantesca tirolina. ¡Cada cual a su ritmo!