Entre Mûr-de-Bretagne y la abadía de Bon Repos, el lago de Guerlédan despliega sus orillas boscosas en el corazón de Argoat. Este magnífico lago, formado por una presa hidroeléctrica se esconde entre el vasto macizo forestal de Quénécan. ¡Un paraíso para los amantes del turismo verde!
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Descubrir El lago de Guerlédan y el canal de Nantes a Brest
Este inmenso lago artificial de 400 ha y 53 m3 es alimentado por las aguas del río Blavet. Se creó para alimentar la presa de Guerlédan, que cubre un antiguo valle de pizarra desde 1930. Su construcción entrañó la desaparición de las esclusas que jalonaban el Canal de Nantes a Brest. Desde entonces, la vía fluvial se dividió en dos tramos. Con sus ensenadas rodeadas de árboles, sus caminos y sus vistas es uno de los lugares más bonitos de la Bretaña interior.
Sus orillas, playas y centros náuticos son puntos de partida excelentes para abordar el lago en kayak, velero, pedalo o esquí náutico. Los pescadores, cuando están de suerte, consiguen lucios y percas. Un sendero da la vuelta al lago y hacen falta dos buenas jornadas de caminata para recorrerlo. Existe una excursión que sube hasta las cimas y las avenidas cubiertas de Landes de Liscuis. Otro camino se aventura por las gargantas de Doulas, un valle estrecho y salvaje con paredes rocosas. En el bosque se multiplican los circuitos señalizados tanto para caballos como para bicicletas.
¿Lo sabías?
Espectáculo de luz y sonido en Bon-Repos
Desde 1184, la abadía cisterciense de Bon-Repos preserva toda su majestuosidad gracias a los artesanos voluntarios, que ponen en valor sus imponentes vestigios. En agosto, una grandiosa exhibición de sonido y luces sublima su historia y su arquitectura. ¡Dos horas de espectáculo lleno de magia!
Una joya de la metalurgia y la siderurgia
Construida entre 1923 y 1930, ¡la presa del lago exigió un esfuerzo hercúleo! Este monumento de 45 metros de altura y 206 metros de longitud situado en el curso del Blavet produce 20 GWh/año. Una glorieta mirador, encaramada en lo alto de la montaña, ofrece magníficas vistas. Cerca del lago, en el fondo del valle, se esconde la aldea de Forges-des-Salles y sus 40 edificios, con una de las acerías más antiguas de Bretaña. Desde el cese de su actividad en 1880, la escuela, la oficina de pagos, la cantina y la carpintería se han reformado para dar a conocer sus funciones originales. ¡Una visita inolvidable!
