Cuando se unen patrimonio religioso y arte contemporáneo
¡Qué historia tan bonita la de la abadía del Bon-Repos! Fundada en el siglo XII, conoció un periodo de prosperidad antes de caer lentamente en el abandono para ser restaurada posteriormente por un grupo de apasionados y en la actualidad ser la sede de muchas exposiciones de arte contemporáneo.
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Descubrir La Abadía del Bon-Repos
El marco es idílico. La abadía cisterciense de Bon-Repos se alza en el corazón del bosque de Quénécan, a orillas del río Blavet. ¿Y su leyenda? Cuentan que en un día de caza, a Alain III se le apareció la Virgen y que le pidió que construyera una abadía en este lugar. Fundó la abadía de Bon-Repos en 1184. Más tarde, fue vendida como bien nacional a la Revolución y quedó en ruinas hasta que un grupo de apasionados le devolvió la vida en 1986.
Veinte años después…
Tras más de veinte años de obras, la abadía de Bon-Repos volvió a abrir sus puertas al público. Solo quedan las ruinas de la iglesia del siglo XIII, pero las construcciones del siglo XVIII y el claustro bien valen la visita. En la actualidad es sede de exposiciones de arte contemporáneo.
¿Lo sabías?
Buena caza
Las 3.000 hectáreas del bosque de Quénécan son ricas en piezas de caza: jabalíes, corzos… pero sobre todo se conoce por ser uno de los pocos lugares donde viven ciervos. Quizás tengas la suerte de ver alguno.
En dirección a las landas
Y aprovecha esta escala en la abadía para descubrir la naturaleza de los alrededores. Sube a pie por la ruta de las gargantas del Doualas durante un kilómetro y mira a tu alrededor. ¡Parece que estamos en los Alpes! El sendero escarpado del GR 341 asciende hacia las landas de Liscuis donde las cornisas y las avenidas cubiertas rivalizan en belleza.