¡La ciudad tiene 3 sitios en 1! La ciudad de Carnac no son solo son sus famosísimos campos de megalitos admirables con la luz rasante de la madrugada o a última hora del día. También está el burgo, donde todo el mundo se da cita en los días de mercado. Y, por último, está Carnac-playa, una bonita extensión de arena fina que termina entre villas y pinos.
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Descubrir Carnac y sus megalitos
Cuidado: con 2.000 horas de sol anuales, Carnac es una de las zonas más soleadas de Bretaña. Junto a ese litoral salpicado de cabos y calas tranquilas, esta característica climática explica el éxito de la población. El turismo se desarrolló a partir de 1903 cuando se creó Carnac-playa sobre una laguna parcialmente transformada en salinas. Las Salinas, un lugar al que acuden numerosas aves, siguen hablando de ese pasado que dio lugar a los tratamientos de talasoterapia en spas y resorts.
Menhires que crecen como setas
Es difícil de superar: 3.000 menhires se yerguen sobre las landas y trazan líneas de prácticamente 1 km. Es una de las concentraciones de piedras erguidas más extraordinaria del mundo. Las alineaciones más importantes son las Menec, Kerlescan y Kermario. Junto a ellas, se hallan el túmulo de Saint-Michel y el gigante de Manio (un mehir de 6,5 m de altura). ¡Y no te creas que Obelix pintó algo en esto! Los menhires fueron erigidos entre 5.000 y 3.000 años antes de nuestra era. ¡Son muy anteriores a los galos! Existen varias teorías para explicar estos monumentos (algunas de ellas increíbles). Prácticamente todas evocan su función astronómica. El Museo de la Prehistoria permite saber más sobre las piedras y nuestros antepasados, sin privarnos del misterio que envuelve este lugar.
¿Lo sabías?
¿Qué significa «Carnac»?
El gentilicio Carnac deriva del celta Karn (piedra o roca), que también conforma el término cairn, usado internacionalmente para designar un túmulo de piedra.
Un lugar de lo más agradable
Y después del Neolítico, llegaron las piedras de estilo renacentista. En el pueblo, la iglesia de Saint-Cornély (s. XVII) posee un pórtico que culmina en un baldaquín bordado y, en el interior, el púlpito es una obra maestra de hierro forjado. ¡Dentro o fuera, Carnac es siempre agradable! Quizá porque es a la vez auténtico y mundano. Además cuenta con el encanto añadido de cinco playas bordeadas de pinedas que disimulan las residencias aristocráticas. En la Grande Plage (2 km) el club de yate confirma el alto standing del lugar. Con o sin lujo, sumérgete en ese bienestar.