Tocar el suelo de Houat es una inspiradora bocanada de exotismo, una preciosa escapada. Desde el puerto de Saint-Gildas, mézclate con los insulares que suben con sus carritos hacia el pueblo. Más allá de las casitas blancas, encontrarás una naturaleza intacta. Unos instantes preciosos que alimentan el espíritu.
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Descubrir Las islas de Houat y de Hoëdic
A Houat llegamos a través de un puerto animado donde los barcos de cascos multicolores amarran en forma de espiga. Los pescadores ocupan los mejores lugares. Porque a lo largo de sus 5 km no encontrarás nada gratuito, ninguna concesión al glamour. La isla se muestra tal como es: auténtica y discreta. Las nasas se acumulan en los muelles. Los crustáceos, las lubinas y los congrios llegan aún vivos a tierra.
Un repecho conduce hasta el pueblo. Suavemente, como para no molestar a nadie, se entra en las callejuelas bordeadas de casas pintadas de cal con postigos azules. Los techos de pizarra están anclados con cemento para resistir al viento, que ventila continuamente este pedazo de tierra y aleja las nubes. Un lugar muy agradable en cuanto a horas de sol.
¡Una vuelta mágica!
Cuando termina el pueblo, nace el alma de Robinson. No hay carreteras, ni muretes, solo la vegetación baja colorida está salpicada de caminos llenos de arena. Existe un sendero que da la vuelta a la isla. Los acantilados de la costa sudoeste están recortados por calas paradisiacas. Al Oeste, el extraño peñasco de Beg er Vachif posee una batería militar abandonada. El acantilado Norte se suaviza bajo una vegetación más densa. Pero la joya es la costa Este: la playa de Treac’h er Goured que envuelve de arena fina la punta de Tal er Hah. Las aguas límpidas son muy atractivas, pero también muy frías. En las dunas, crecen los lirios marinos y el barrón de las dunas. Procura no pisarlos.
¿Lo sabías?
¿Qué significa Houat y Hoëdic?
En bretón, Houat y Hoëdic significan el “pato” y “su polluelo”. Por decirlo técnicamente: ánade y anadón.
Hermanas de verdad
Houat y su hermana pequeña, Hoëdic, no siempre fueron islas. En el mesolítico estaban unidas a la península de Quiberon. En la actualidad se hallan a 15 km del continente. Siempre han sido una plaza deseada por los ingleses, que las ocuparon en los siglos XVII y XVIII. De hecho aún pueden reconocerse los restos de un fuerte. En 1822, la isla adopta una organización original formalizada en el “Estatuto de Hoëdic”: se convierte en una teocracia y es regida por el rector. Una forma de independencia aún perceptible, que no impide compartir.