Un puerto mágico cargado de historia y un centro de peregrinaje
Al pasar por el puente de la vía rápida entre Vannes y Lorient, un pequeño y pintoresco puerto llama la atención. El puerto de Saint-Goustan se encuentra escondido en el fondo de una ría y, después de muchos siglos, aún hoy, conserva sus calles adoquinadas, su puente de piedra, sus casas de entramado de madera y sus activos muelles. Auray es un pueblo histórico que cuenta con un centro de peregrinación en Bretaña.
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Descubrir Auray – Puerto de Saint-Goustan
Más vale que olvides los tacones si deseas recorrer Saint-Goustan. Para bajar al puerto, dirígete a las rampas de acceso al río Loch construidas sobre las ruinas de una fortaleza. Desde las terrazas sombreadas, podrás entretenerte mirando los muelles. Luego, tras cruzar el puente de cuatro arcos de piedra del siglo XIII, llegarás a la orilla más pintoresca. La plaza Saint-Saveur con sus adoquines abombados se encuentra rodeada de casas señoriales con entramado de madera y voladizos. Las callejuelas empinadas y con peldaños se abren paso en el barrio, flanqueadas de casas con fachadas de entramado. Las construcciones de los siglos XV y XVI lucen un aspecto respetable. Pero este se desvanece al caer la noche, cuando las terrazas de los cafés se animan.
Dos ciudades en una
Auray-Saint-Goustan, Ciudad de Arte e Historia, se siente orgullosa de sus dos barrios antiguos. La parte alta de la ciudad se congrega en torno a la iglesia Saint-Gildas, y la ciudad baja bordea el río Loch. El puerto, gracias a su posición estratégica, se enriqueció durante la Edad Media cobrándoles a los barcos un derecho de paso. En los siglos XVI y XVII, el tráfico de vino y de cereales lo convirtió en el tercer puerto bretón. En sus losas de granito, quedó grabado un evento memorable: en 1776, Benjamín Franklin acostó en este puerto para tener una audiencia con Luis XVI.
¿Lo sabías?
¿Qué esconde Saint Goustan?
El feudo de Georges Cadoudal, jefe de la «chuanería» bretona (movimiento en favor del rey durante la revolución) se encontraba en Auray. Por ello, Philippe de Broca eligió, lógicamente, la ciudad vieja para rodar varias escenas de su película « Chouans » .
Tras las huellas de los peregrinos
Muy cerca, la ciudad santuario Sainte-Anne-d’Auray fue el primer centro de peregrinación católico de Bretaña. Si bien la basílica neogótica es el broche de oro de la visita, recorre también el claustro, detente ante la fuente milagrosa, el monumento conmemorativo, cerca de la gran estatua o en el espacio Juan Pablo II. Se ofrecen visitas comentadas que te ayudarán a conocer mejor este patrimonio destacable. Si visitas esta ciudad en familia, anímate a participar en el gran juego «En busca de las llaves del tiempo», cuya guía está disponible en la Oficina de Turismo.