En el corazón del verde boscaje bretón se halla el encantador pueblo medieval de Quintin con sus numerosos monumentos históricos. Dos castillos, trece monumentos protegidos y un museo justifican que le otorgaran la denominación de “Pequeño Pueblo con Carácter”.
Haz clic. Inspira. Y suelta…
¡recibe la newsletter de Bretaña!
Descubrir Quintin
Conocido en la región como el pueblo de los tejedores, Quintin debe su fortuna pasada a la industria del lino. En los siglos XVII y XVIII, el trabajo del tejido se desarrolló y los fabricantes de la región destacaban por sus telas finas que exportaban hasta América. Un rico pasado del que este bonito pueblo ha sabido conservar preciosos edificios. Admira las casas y los palacetes de los mercaderes y visita el museo para saber más sobre este pasado textil.
Un castillo inacabado
En Quintin no es uno, sino dos los castillos que se pueden admirar. Dos monumentos en el mismo parque. El primer castillo, fundado en el siglo XIII, sufrió una sucesión de guerras y saqueos. Un « castillo del siglo XVII » fue parcialmente reconstruido por el marqués de la Moussaye entre 1643 y 1666 en otro emplazamiento con vistas al estanque. Hoy en día sigue inacabado, pero merece la pena visitarlo con su pabellón y sus dos alas. En el siglo XVIII, sus dependencias y establos fueron modificados y ampliados: es este conjunto arquitectónico el que constituye el segundo castillo del « siglo XVIII », habitado hoy por la familia de Bagneux, que se esfuerza por mantener y transmitir con pasión la historia de la finca.
¿Lo sabías?
¡Es fiesta!
Desde 1993, cada año, Quintin honra su pasado de pueblo de tejedores a través de la Fiesta de los Tejedores. El primer fin de semana de agosto se organizan desfiles de trajes regionales y creaciones de jóvenes estilistas con el lino como “telón” de fondo.
¡Ponte un buen calzado!
Tras haber visitado el pueblo, ¿por qué no conocer los alrededores a pie? Podrás relajarte junto al estanque o pasearte por el bosque de la Perche. A 800 m del centro del pueblo, el paseo que empieza cerca la antigua granja de la Perche conduce hasta un molino del siglo XVI. Otra opción, sería disfrutar de un paseo junto al río Gouët.