Es el puerto ideal, siempre dispuesto a posar y quedar bien en las fotos. Es una joya marítima situada en un entorno de valles pequeños y vergeles. Todo es como uno se lo imaginaría: coloridos barcos de pesca, cabañas de piedra y casitas blancas dispuestas en terrazas junto a las orillas, faros rayados…
Haz clic. Inspira. Y suelta…
¡recibe la newsletter de Bretaña!
Descubrir Doëlan
Entre los parques ostrícolas de Belon y la apacible Laïta, el litoral alterna calas con playas de arena dorada, puertecitos protegidos y acantilados virtuosos. El puerto de Doëlan es un lugar íntimo, anclado al fondo de una ría estrecha y profunda que ofrece un buen refugio a los pescadores y a algunas embarcaciones de recreo. De la importante actividad pesquera y comercial que hacía vibrar los muelles en el siglo XIX, sobrevive la pesca de bajura practicada por pescadores de forma artesanal.
Una paleta de placeres
¡No corras para llegar a Doëlan! Las sinuosas carreteras rurales que conducen al puerto van revelando panorámicas alucinantes. Una larga escollera protege el puerto de los caprichos del océano. En la orilla izquierda, un faro blanco y verde se eleva sobre el dique seco. Un edificio de color rosa destaca entre las instalaciones de la antigua conservera Capitán Cook. La empresa sigue existiendo, pero se mudó a Clohars-Carnoët. Si llegas a la orilla derecha al final de la tarde, podrás decidir la cena escogiendo directamente de las cajas de pescado y crustáceos que los pescadores van desembarcando entre el gentío. Un caminito suspendido, situado a los pies de las coquetas casitas situadas en rellanos, se adentra en el estuario y pasa de una orilla a la otra.
¿Lo sabías?
¿Cómo encontrar el equipamiento perfecto?
Al final de una de las escaleras de Doëlan se halla una cooperativa marítima: un lugar ideal para conocer la vida marinera y disponer de un buen proveedor de gambas y anzuelos para pescar la lubina.
Del puerto a las playas
De Doëlan parte un sendero que juega a saltar de un lado a otro entre arena y rocas para terminar en Pouldu. Esta población costera tiene tres playas para el placer de todos los veraneantes. En Kérou podrás conocer la sensación de la velocidad, el aire y el mar en su escuela de surf. En Bellangenêt te esperan suaves extensiones de arena aptas para pequeños y mayores. Les Grands Sables es una playa protegida del viento que parece estar bendecida por los dioses de la meteorología. Le Pouldu también tiene un puerto: en el estuario del río Laïta, es un bonito lugar (con terrazas) para presenciar el movimiento de la marea frente a las dunas de Morbihan.