Benodet - Pointe de MousterlinBenodet - Pointe de Mousterlin
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Las calas de Beg-Meil y la punta de Mousterlin

Playas paradisíacas para todos los gustos

El litoral de Fouesnant es ideal para disfrutar tanto del reposo total como de un descanso activo. Calas, playas y pinares embellecen el entorno. De la punta de Beg-Meil a la de Cap-Coz, la costa se abre a los cuatro vientos, sin dejar de ofrecer rincones de arena protegidos y paseos maravillosos.

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El litoral de Fouesnant es ideal tanto para el ocio como para el descanso activo. Calas, playas y pinares adornan los días. Desde la punta de Beg-Meil hasta la de Cap-Coz, la costa se abre a los 4 vientos, ofreciendo siempre un trozo de playa resguardado y magníficos paseos. Bonitas calas con nombres encantadores se esconden entre las rocas: les Oiseaux, les Pyramides, la Roche Percée… (las Aves, las Pirámides, la Roca perforada). Algunas se extienden a lo largo de decenas de metros, otras son muy pequeñas. Podrás disfrutarlas en familia, en pareja o en solitario. Para llegar hasta ellas, solo necesitas caminar o pedalear. ¡El esfuerzo bien vale la pena! El placer de zambullirte en sus aguas transparentes y el dejarte arrullar por el murmullo de las olas es inigualable. Puedes completar este programa durmiendo una siesta a la sombra de los pinos, saboreando un picnic con los pies en el agua o saltando de piedra en piedra entre las rocas.

El mar en pantalla gigante

Aquellos que prefieren los espacios amplios pueden atracar en la interminable playa de arena fina de Kerler. Gracias a su suave pendiente, podemos disfrutar de una vista imponente del archipiélago de las Glénan. Otros despliegan la sombrilla en la mítica playa de las Dunas, salpicada de carrizo. Arena y océano se pierden en el horizonte. Las familias y los adolescentes se instalan en Maner Coat Clévarac o en Kerambigorn, playas que brindan actividades al aire libre, tales como el voleibol, fútbol y tenis de playa. Al caer el sol, el descanso continúa en el hotel o en las hermosas casas del pueblo costero de Beg-Meil.

Senderos entre naturaleza, mar y piedras

En esta costa del sur de Finistère, un espacio natural te sorprenderá. Únicas en toda Europa, 120 hectáreas de pólderes conforman un mosaico de dunas, canales, praderas húmedas y cañaverales. Puedes recorrer este paraje de 9 km gracias a un paseo de exploración señalizado en naranja que descubre un bello panorama en compañía de garzas, gallinetas y cormoranes. Con una visita guiada, podrás descubrir todos sus secretos. Para prolongar el placer de la caminata, el GR 34, que pasa por el sendero de los aduaneros, ofrece varios puntos con vistas panorámicas sobre la bahía del Bosque. Con el Atlántico como telón de fondo, pueden distinguirse hermosas residencias entre los pinos.

¿Lo sabías?

¿De qué color es el Mar Blanco?

La punta de Mousterlin conjuga mar y marisma. Esta alianza natural conforma, detrás de un cordón de dunas, una laguna cuyas aguas se bañan de un tinte único. Una paleta que confiere a este lugar la denominación de Mar Blanco.

La Forêt-Fouesnant: estación base ideal para disfrutar del mar

 No te lo pierdas: yates, catamaranes y barcos de pesca ofrecen un espectáculo de lo más animado desde Port-la-Forêt, la cita de todos los amantes del gran azul, ya sean navegantes, pescadores o patrones profesionales que se entrenan en la bahía para las carreras en mar abierto. Y, si lo prefieres, puedes también caminar por los senderos y descubrir a tu ritmo el puerto viejo, la majestuosa iglesia de granito, la capilla, la aldea, el molino, el túmulo de piedras neolítico, la casa señorial, el lavadero, las fuentes… ¡Un sinfín de pequeñas maravillas esparcidas por todo el campo!

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