Una ciudad histórica en la confluencia de tres ríos, puerta de entrada al sur del Finisterre
Los ríos Isole y Ellé confluyen bajo arcos de piedra para dar a luz al Laïta, que sube por la marea dos veces al día. Desde los muelles, la ciudad ha ido expandiéndose poco a poco ganando en altura. A los monumentos religiosos originales se han ido sumando callejuelas medievales y testimonios de la vida portuaria y comercial. ¡Una historia por recorrer desde el puente de flores hasta la capilla de las Ursulinas!
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Descubrir Quimperlé
Los tres ríos abrazan la cuna de la ciudad. En el siglo XI, los benedictinos fundan en esta península la abadía de Sainte-Croix. La iglesia, una joya del arte románico, destaca por su planta circular, similar a la de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Alrededor encontramos múltiples vestigios de la historia religiosa y civil, casas con entramado de madera (siglos XV-XVII), el puente de flores alomado medieval, los palacetes… Las magníficas mansiones de piedra que bordean los muelles dan fe de la otrora floreciente actividad portuaria. El mercado de abastos, construido en 1887, anima y colorea el centro histórico.
El Monte Saint-Michel de la Tierra
La ciudad necesitaba espacio y se empezó a extender por las colinas circundantes, dando lugar a una ciudad coronada por la iglesia de Notre-Dame o « el Monte Saint-Michel de la Tierra ». A la sombra del campanario gótico se despliegan numerosos edificios extraordinarios: Notre-Dame-de-l’Assomption (siglos XIII y XV), el convento y la capilla de las Ursulinas (siglo XVI) con su magnífico techo de pan de oro o la capilla de Saint-Eutrope, junto al hospital medieval.
¿Lo sabías?
En la magnífica cripta de la iglesia de Sainte-Croix, la estatua yaciente de san Gurloës presenta unos extraños huecos… Según cuenta la leyenda, ¡pasar la espalda o la cabeza por ellos cura muchos males!
La dolce vita bretona
De Brizeux a Flaubert, múltiples son los hombres de letras que evocan Quimperlé como un referente del buen vivir. A las puertas de Cornouaille, este enclave cultural bretón es la tierra natal de ilustres personajes como Matilin an Dall, el músico de bombarda bretona más famoso de todos los tiempos, el historiador Dom Morice, padre de la literatura bretona, y Théodore Hersart de la Villemarqué, poeta autor de Barzaz Breiz, obra que muestra la calidad y la importancia de la literatura oral de Bretaña.