Increíbles vistas sobre la bahía del Monte Saint-Michel, los pólderes y los prados salados. Puntas rocosas sobre un mar esmeralda, antes de atisbar la ciudad amurallada… ¡arranca fuerte este circuito que te permitirá saborear por la noche el arte de vivir en Saint-Malo!
Ya has llegado. Has dejado las maletas. ¿Te queda energía para más? Pues aprovecha la generosa luz del atardecer para pasear por las murallas o para llenarte de olor a mar a lo largo de la playa del Sillon. Luego, en la plaza Chateaubriand, pausa obligada para disfrutar de un aperitivo en terraza. Y para cenar, entre creperías, bistrós o restaurantes gourmet, ¡tendrás donde elegir!
Tienes todo un día por delante para disfrutar de las maravillas de la ciudad corsaria y recorrer la costa Esmeralda y sus preciadas joyas: ¡tres pueblos costeros con todo el encanto británico! Aguas turquesas, elegantes mansiones y playas de arena fina son el broche de oro de este destino sin igual. ¡Atemporal!
Si ya has ido de compras por la ciudad, has disfrutado de la gastronomía local intramuros y conoces la historia de la ciudad corsaria, ha llegado la hora de conocer una de las ciudades medievales más bonitas de Bretaña. De regreso a la costa, pon rumbo a lugares emblemáticos con impresionantes vistas. ¡Alucinarás!
Justo antes de bajar al pueblo, disfruta un momento de la cornisa. Abraza con la mirada la bahía de Saint-Brieuc, ¡simplemente maravillosa! Para cenar, puedes saborear un delicioso pescado fresco en el puerto con el faro blanco y rojo al fondo…
Para esta jornada te proponemos pasear por la naturaleza a lo largo de la magnífica bahía de Saint-Brieuc, la reserva natural más grande de Bretaña. Entre costa rocosa y grandes playas, descubrirás la estación de Pléneuf-Val-André y el puerto de Dahouët, un pequeño remanso de paz desde el que solían zarpar los barcos hacia Terranova e Islandia.
¿Todavía tienes la boca llena de chocard, esta delicia local de hojaldre relleno de manzana reineta? Pues, venga, termínalo, sin prisa pero sin pausa, porque aún te quedan un montón de perlas por descubrir. Para empezar, el coqueto puerto de Binic. De Saint-Quay-Portrieux a Paimpol, tu punto de llegada, la costa de Goëlo y su excepcional patrimonio natural dominan el océano.
• Un magnífico paseo por el GR®34, hacia el este, te conducirá junto a los vestigios de la abadía de Beauport. El granito rosa y la pizarra verde relucen y varían de tonalidades según la luz… ¡todo un espectáculo!
• Es el momento ideal para saborear la frescura de los productos auténticos: según la temporada, déjate seducir por la carne perlada de las vieiras, la langosta de Loguivy o las ostras y las habas de Paimpol… ¡Que aproveche!
• ¿Dónde dormir? En Ploubazlanec, si puede ser. Contemplar el archipiélago de Bréhat desde la ventana de la habitación es un lujo que no tiene precio.
Y, para finalizar el periplo como se merece, ¡rumbo a la costa de Granito Rosa! Disfruta del recorrido por las tranquilas aguas de la costa des Ajoncs, entre Plougrescant y Port-Blanc. Al atardecer, déjate envolver por la magia de los intensos colores y los preciosos paisajes de Perros-Guirec.
