Visitas a la granja: felicidad campestre
No solo los pequeños urbanitas disfrutan del encanto de establos y corrales.
Con una visita en familia a la granja tienes el éxito garantizado a cualquier edad: cepillar los asnos, dar de comer a los corderos, acariciar a los conejos, buscar huevos en el gallinero… ¡la lista es muy larga! Y cuando la tarde culmina con una deliciosa merienda en la granja, las vacaciones casi alcanzan el paraíso.