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©Thibault Poriel
Los cabos Erquy y FréhelVistas panorámicas espectaculares, playas de arena fina

Los cabos Erquy y Fréhel

En los cabos Erquy y Fréhel, podrás evadirte entre acantilados de arenisca rosa, landas y playas salvajes, pinares, mar color esmeralda y pueblos señoriales.

El despertar de todos los sentidos

Con los ojos, mira los impresionantes y coloridos paisajes; con la nariz, huele los aromas de la landa; y con los oídos, escucha el romper de las olas y el graznido de las aves. Los acantilados de arenisca rosa del cabo Erquy dominan un mar esmeralda y se visten de landas vírgenes y colores cambiantes. Al amarillo resplandeciente de las flores de aulaga en primavera, le sucede el violeta de los brezales en verano. En este paraje natural protegido se encuentran numerosas especies vegetales y es un regocijo apreciado de las aves marinas. Erquy es también un puerto de pesca famoso por sus vieiras. No muy lejos, desde los majestuosos acantilados del cabo Fréhel, podrás deleitarte con una de las vistas más bellas de Bretaña. Si el día está despejado, podrás disfrutar de un panorama que se extiende desde la provincia normanda del Cotentin y la isla de Jersey hasta Paimpol. ¡Un paisaje sobrecogedor que te dejará sin aliento!

Entre las playas más bonitas de la costa norte

Sigue el itinerario GR 34 entre los cabos Erquy y Fréhel para maravillarte, una y otra vez, con las playas y calas más hermosas de la costa norte. Ante esas aguas transparentes, no podrás resistirte a la tentación de darte un baño tonificante. Llegando al cabo Fréhel, pon rumbo hacia la fortaleza medieval de Fort la Latte que se encuentra al borde de los acantilados. Si el uso de la bici no está autorizado por el itinerario GR, los aficionados podrán pasear por las vías verdes acondicionadas del recorrido llamado «Tour de Manche», en el cabo Erquy. Acércate a las marismas de Sables-d’Or y, con marea baja, podrás tomar la carretera sumergible que cruza el espacio natural jalonado de obras llamativas. En tierra firme, disfrutarás del encanto de la campiña: el bosque de Plédéliac, el castillo de la Hunaudye, las bonitos pueblos históricos de Lamballe y Jugon-les-Lacs. Mientras que el valle del río Rance ofrece un entorno ideal tanto para los caminantes como para los jinetes. En las orillas de este río costero, no te pierdas la visita del pueblo medieval de Dinan, ¡uno de los pueblos más bellos de Bretaña!

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