La costa de las Rías, conocida también como la costa de las Leyendas, cuenta con unos paisajes sublimes. El mar se alza contra una costa salvaje y la marea se adentra en un entorno verde. Unos faros majestuosos protegen la entrada a estos remansos de paz, abiertos a los senderistas y a los navegantes deportivos.
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Descubrir Las rías y la ruta de los faros
Dando forma a las ensenadas en la campiña bretona, cada ría revela sus tesoros. La ría Wrac’h es un lugar de contrastes en el que la Bahía de los Ángeles tiene por vecino al Puente del Diablo. Su desembocadura, resguardada por numerosos islotes, forma un entorno repleto de serenidad para la práctica del senderismo o del windsurf. Serpenteando entre campos y riberas boscosas, la ría Benoît es famosa por sus deliciosas ostras. ¡Saboréalas después de un paseo con aroma a yodo! La ría Ildut, entre el Atlántico y la Mancha, ofrece a los barcos un refugio natural al que pueden acceder en todo momento. Una ruta sobre la cornisa sigue un litoral de rocas, dunas y calas.
Panoramas iluminados por faros
Esta punta marítima de Finistère reúne una de las mayores concentraciones de faros y balizas de Francia. 392 peldaños te llevarán a lo alto del faro de la isla Vierge, una torre de granito de 84 metros de altura, revestida en el interior con opalina. Una vistas de vértigo te recompensan por el esfuerzo. Frente a la estación de Porspoder, el imponente faro y torreón del Four parece surgir de la espuma. Junto a la casa del guarda, convertida en sala de exposiciones, el faro de la isla Wrac’h vigila la entrada a la ría. El faro de Pontusval, con su sombrero negro, guía a los marineros frente a Brignogan-Plages.
¿Lo sabías?
¿Qué se puede pescar con un gancho?
Antaño, los veleros de carga recolectaban las algas con una larga hoz. Hoy en día las algas se recogen con una herramienta hidráulica: un gancho colocado en el extremo de una barra de acero. Las algas así recogidas se usan como materia prima para farmacias, en cosmética y en la cocina.
Fantásticos balnearios
Los puertos y los balnearios, unidos por el GR® 34, animan el Pays des Abers. La estación de Plouguerneau, además de sus magníficas playas de Lilia y Saint-Michel, sorprende además con otras maravillas, como Iliz-Koz, « la iglesia de las arenas », una necrópolis medieval redescubierta en 1970 o el museo de los recolectores de algas. En la desembocadura del Aber Wrac’h, el antiguo puerto pesquero de Landéda es hoy un centro náutico. Desde el semáforo, hay una vista increíble de la costa y el océano, salpicado de islotes. En Lanildut, las bellas casas de los armadores, conocidas como “casas de corsarios” o “casas de ingleses”, dan fe de la prosperidad del puerto durante los siglos XVII y XVIII. Hoy en día es el primer puerto de recolección de algas de Europa. El pueblo vuelve a impulsar esa actividad que ha dado lugar a la construcción de hornos para algas en las riberas. De mayo a octubre, los barcos descargan sus cargamentos de algas, el oro negro de los bretones.