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©C. Le Brun & O. Garrigue

6 ideas para viajar de forma responsable por los parajes naturales bretones

Landas, playas y marismas. Canales, bosques… Nos encantan los espacios naturales de Bretaña. Lugares mágicos y rebosantes de vida. Hermosos y frágiles al mismo tiempo. Para disfrutar el mayor tiempo posible de estos tesoros, debemos protegerlos. ¿Cómo? Reduciendo al máximo el impacto de nuestro paso. La buena noticia es que te resultará muy fácil. Te presentamos 6 reflejos que debes adoptar.

1. Atención a la salida

Parque natural, «Grand Site de France», reserva, zona Natura 2000… cada uno tiene su propia normativa. Cuando vayas a viajar a espacios protegidos, infórmate de antemano. Sus páginas web son una mina de información, especialmente en relación con lo que puedes y no puedes hacer. De este modo, disfrutarás más una vez allí. Por ejemplo, ni te plantees la acampada salvaje en los Montes de Arrée. Gracias a nosotros te habrás ahorrado tener que llevar un montón de material para nada.


2. Viaja fuera de temporada

Un «must» donde los haya. No te lo puedes perder. Es toda una suerte visitar la zona fuera de temporada para disfrutar de colores, silencios y vistas solo para ti… Te contamos un secreto: pasearse por la Punta de Raz o la costa salvaje de Quiberon después de septiembre te permitirá experimentar una auténtica fusión con la naturaleza y una sensación de eternidad. En temporada media o baja, la tranquilidad será la gran protagonista de tu visita, por lo que esta será aún más extraordinaria.


3. Olvídate del coche

¿Quién dijo coche? Está muy bien en el garaje. El transporte público (tren, autobús, barco, coche compartido) no tiene nada que envidiarle: da la talla con creces. En la aplicación de la red BreizhGo, encontrarás todos los trayectos posibles hasta los enclaves naturales más emblemáticos de Bretaña. Una idea brillante, sobre todo porque los aparcamientos suelen estar abarrotados y el estacionamiento salvaje resulta destructivo. Variante: Hacer pierna por los senderos o las rutas ciclistas de largo recorrido y las vías verdes que proliferan por estos lares. El «slow travel» es la mejor opción para impregnarse de la belleza de estos grandes espacios.

4. Mimetízate con el entorno

El único rastro que debes dejar son las huellas de los pies. Ponte en la piel de un apache, muévete con sigilo y no despojes a la naturaleza de ninguno de sus componentes. Arena, guijarros o madera a la deriva están donde tienen que estar. ¡La biodiversidad te lo agradecerá! Abstente de recolectar vegetales, lleva a tu perro con correa y permanece en las rutas señalizadas, lejos de las zonas de reproducción y nidificación… Gestos sencillos y civilizados para disfrutar sin molestar. Respetar en latín es «mirar atrás». ¡Abre bien los ojos!


5. Protege

Observar el baile de las aves marinas. Respirar el dulce aroma de los tojos, caminar por la landa multicolor… ¿No es algo encantador? Así pues, dejamos que este pequeño universo continúe con su vida apacible. Aquí no hay espacio para vivacs, hogueras, colillas… los incendios se desatan muy rápido. ¿El dron? Se queda en el suelo. O mejor aún, guardado en un cajón. Chicles, excrementos, grafitis: en los espacios naturales e históricos, que han sobrevivido al paso de los siglos, deteriorar es un delito.


6. Recoge

¿El mejor residuo? Aquel que no se produce. Pero todos producimos alguno, inevitablemente. Aquí se recoge todo, incluso los restos de comida, que podrían resultar perjudiciales para la fauna local. Y lo tiramos todo al contenedor adecuado, una vez de regreso a nuestro alojamiento. Limita al máximo los envases, utiliza botellas de agua reutilizables y cajas herméticas para unos pícnics «cero residuos voladores». ¡Eso sí que es adaptarse a los tiempos que corren!

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Web Oficial de Turismo de Bretaña
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