
De las profundidades emana la luz
Agathe tenía 18 años en su bautizo de submarinismo en piscina. Por aquel entonces no sabía que esta experiencia, que esperó durante años al no tener el permiso de sus padres, se convertiría en su modo de vida.
Sin embargo, aunque no tuviera ascendencia marinera, Agathe siempre había sentido esta atracción por el mar. A los 7 años, redeño en mano, esperaba impaciente la marea baja para coger camarones.
Después de seis años de trabajo ultramarino entre Tailandia, Indonesia y Mozambique como guía de submarinismo, Agathe nadaba entre dos aguas. Decidió regresar a Bretaña, cerca del nido materno, con el fervoroso deseo de convertir para siempre el submarinismo en su profesión.
Así pues, volver a examinarse para poder ejercer era el reto que tenía por delante. Tras sacarse su título de marinero y su certificado de apnea en tan solo seis meses, fundó en Saint-Briac-sur-Mer Liquide, una de las pocas escuelas de apnea bretonas permanentes y no asociativa.
Enseguida, Agathe trató de dar un impulso a su escuela. No quería limitarse a la mera enseñanza de técnicas de apnea pura y pesca submarina.