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Descubre Morlaix, su bahía y su país de las maravillas...¡Déjate sorprender por un patrimonio y una naturaleza únicos!
Idea de estancia

Descubre Morlaix, su bahía y su país de las maravillas…

Casas con escaleras curiosas, recintos parroquiales como tesoros de arte sacro, castillos en el mar, auténticas joyas de islotes… ¡La bahía de Morlaix sorprende a cada paso!

Sugerencia para
3 días

DE UN VISTAZO

Tres días para descubrir la bahía de Morlaix y todos sus tesoros. Para empezar, su patrimonio excepcional, como las casas con voladizos de madera, únicas en Bretaña, entre callejuelas y el viaducto. O los recintos parroquiales, como el de Saint-Thégonnec. En el corazón de la bahía, disfruta del suave ritmo de vida insular en Carantec, practica la pesca a pie en el islote Callot, navega hasta el castillo del Taureau… ¡Y admira la magnífica y extraordinaria naturaleza que te rodea!

Visita Morlaix y el recinto parroquial de Saint-Thégonnec

¡Bienvenido a Morlaix! Descubre la ciudad de las tres colinas deambulando por sus pintorescas callejuelas y déjate sorprender por sus tesoros escondidos, como las casas con voladizos de madera, únicas en Bretaña, con su chimenea moldeada, su escalera de caracol y sus pasarelas. Y junto a ellas magníficas mansiones urbanas de pizarra y granito, como La Maison Pénanault.

Para observar la ciudad desde arriba, sube al primer piso del viaducto ferroviario y disfruta con las espectaculares vistas del puerto, del centro de la ciudad y de los bonitos tejados de las casas.

Por la tarde, ve al recinto parroquial de Saint-Thégonnec, el más majestuoso de Bretaña. Pasa por su puerta triunfal y observa con detalle el osario y el calvario. En la iglesia, el retablo, el púlpito y el órgano imponen con su riqueza ornamental y dan fe del minucioso trabajo de los escultores, ebanistas, pintores o maestros constructores de órganos del siglo XVII. ¡Admirable!

  • Fíjate bien en la arquitectura interior típica de las casas con voladizos de madera de Morlaix, como la que se encuentra en 9, Grand Rue y la Maison de la Duchesse Anne, rue du Mur.
  • En Morlaix hay un circuito dedicado a los recintos parroquiales, entre los que destaca sobremanera el de Saint-Thégonnec.

Descansa en plena naturaleza en Carantec, el islote Callot y el castillo del Taureau

En Carantec huele a vacaciones… Sus playas de arena y sus calas son ideales para zambullirse. Si lo prefieres, puedes recorrer sus acantilados o el camino costero… Y, en marea baja, puedes aprovechar para pasear por el islote Callot: una joya de la naturaleza, con sus calas, dunas, juncos y pastos. ¡El lugar ideal para la pesca a pie!

Si tienes hambre, en la fábrica de conservas La Chikolodenn podrás saborear su kig ha farz casero, ¡una especialidad gastronómica de la región que no puedes perderte!

Por la tarde, rumbo a Roscoff, embarca en el velero SteirWay. A bordo, aprenderás algunas nociones de navegación y… ¡a navegar! Frente a Carantec, la isla de Louët te espera con su bonita casa del farero. Según los horarios y las mareas, incluso podrás visitar el castillo del Taureau, la vedette de la bahía de Morlaix.

  • El castillo del Taureau abre sus puertas de abril a septiembre y propone múltiples actividades.
  • Durante la marea alta, pasea por la magnífica punta de Pen Lan y su parque Claude Goude con especies arbóreas únicas. Disfruta de unas impresionantes vistas de la bahía y las granjas ostrícolas.

Descubre Roscoff y la costa des Sables

Hoy tienes una cita con un bretón de pura cepa que te enseñará hasta los últimos recovecos de Roscoff, una preciosa ciudad corsaria con casas de granito y coloridas flores que te enamorará. Siente la atmósfera especial que emerge de sus callejuelas empedradas. Sumérgete en su historia con las anécdotas de tu guía y las magníficas mansiones góticas o renacentistas que descubrirás a lo largo de la visita.

En el puerto, cita obligada en Algoplus, una fábrica de conservas artesanal donde podrás saborear sopas, paté y otras preparaciones a base de algas.

Por la tarde, déjate envolver por la naturaleza en Plouescat. A lo largo de casi 13 km de costa podrás disfrutar de playas de arena fina, dunas y bloques de granito con formas a cada cual más original. En la bahía, se entremezclan marismas y bancos de arena creando un paisaje mágico.

  • Desde Roscoff, rumbo a la isla de Batz. ¡Cambio de escenario garantizado! Las plantas exóticas en el jardín de Georges Delaselle le dan un toque tropical al extremo oriental de la isla.
  • Durante la marea baja, la bahía de Kernic, cerca de Plouescat, vacía casi por completo sus aguas y se convierte en un lugar ideal para los aficionados al carro de vela.

Nos gusta

  • Observar en detalle los elementos del recinto parroquial de Saint-Thégonnec, como la estatua del arcángel Gabriel en su puerta triunfal, la cara de Enrique IV dada a uno de los verdugos esculpidos en su calvario…
  • Acomodarse en la playa de Kelenn, en Carantec, y disfrutar del ambiente costero, los restaurantes y el club náutico. ¡Podrás ver también la curiosa roca «La Chaise du curé»!

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